“El hombre, desde que es hombre, ha intervenido en la naturaleza a través de sus cosmovisiones, sus instintos, sus deseos, sus codicias y sus solidaridades. La historia humana ha sido un largo proceso de coevolución de la naturaleza y la cultura” Enrique Leff
La especie humana desde su aparición ha ido modificando su entorno con el objetivo de hacerlo más cómodo, de convertirlo en su hogar.
Estas intervenciones han provocado la pérdida de ecosistemas, hábitats, especies (animales y vegetales), ha modificado el curso de los ríos, ha degradado el suelo para extraer sus ricos minerales, ha contaminado el aire al generar procesos de combustión poco eficientes, ha devastado densos bosques convirtiéndolos en desiertos. Todas estas acciones están poniendo en riesgo a la especie humana y no a la Tierra.
Ante estos cambios la Tierra como un superorganismo vivo ha comenzado a mostrar los efectos provocados por el uso indiscriminado de los sus recursos, y que en las últimas décadas se han incrementado debido a los estilos de consumo, principalmente de los países desarrollados, y en parte de los países en vías de desarrollo.
Cada día se vuelve más común escuchar en las noticias, sobre el aumento de fenómenos meteorológicos extremos, como lluvias atípicas, sequías prolongadas, huracanes cada vez más intensos, de igual forma leemos notas que reafirman la desaparición de glaciares, el desprendimiento de grandes bloques de hielo de los polos, el aumento del nivel del mar; así como aumento en los niveles de gases contaminantes en la atmósfera, la escasez y contaminación del agua, entre otros.
Todos estos acontecimientos generar diversos problemas sociales, económicos y ecológicos, mismos que como nunca en la historia ponen en una situación de riesgo a miles de millones de seres humanos.
La Tierra es nuestra casa, es un ente perfectamente diseñado para contener dentro de ella “vida”, la especie humana es sólo una parte de la gran familia de seres vivos que existen en nuestro planeta, y como miembros con el más alto nivel de “conciencia”, de esta vasta familia, es nuestro deber generar aquellas soluciones y alternativas ante los problemas ambientales que hemos provocado.
Es necesario reformular nuestra escala de valores ante nuestro entorno, ante nuestra casa, ante nuestra Tierra. Y una vez que comencemos a reconocernos parte de esta gran familia y a reconocer nuestros roles de responsabilidad, respeto y amor con nuestro entorno podremos adquirir un compromiso real con nosotros mismos y con los nuestros con el objetivo de proteger, cuidar y salvaguardar nuestra casa y nuestra calidad de vida.
México vive hoy en día un proceso de evolución, cada día se va despertando en sus habitantes una conciencia colectiva, los años que estamos viviendo, estos 100 años de ciclo histórico en nuestro territorio, nos convoca a generar un movimiento que sea escuchado una evolución necesaria para cambiar lo que no nos gusta a través de la participación social y la negociación, de espacios y procesos democráticos, de tolerancia, de inclusión, de respeto, de armonía y de compromiso.
El momento histórico, repito, nos convoca a corresponsabilizarnos de los problemas que hemos generado como especie, de tomar acción, no sólo en materia ambiental, sino en todos y cada uno de los ejes claves para el desarrollo del país.
En este marco es imprescindible que los jóvenes en Puebla puedan unirse a este discurso, que formen parte de los miles de mexicanos y millones de habitantes del planeta que ejercen presión a los gobiernos para tomar acuerdos jurídicamente vinculantes, que obliguen a las potencias a disminuir sus emisiones, y que permitan bajo esquemas regulatorios el desarrollo de países en vías de desarrollo, pero principalmente de acuerdos que busque mejorar genuinamente la calidad de vida y las condiciones ambientales de nuestro planeta.
Sin embargo, como bien sabemos, los gobiernos no son los únicos responsables de dictar o llevar a cabo las políticas públicas en materia ambiental, existe una corresponsabilidad inadvertida que día a día debe ir construyéndose a través de la participación activa de la sociedad en la vigilancia y cumplimiento de dichas políticas. Y dentro de esa sociedad nos encontramos nosotros los jóvenes, un importante grueso de la población mexicana que continuamente esta insertándose en diversos espacios de toma de decisión, nosotros los jóvenes que no somos ningún futuro, somos el presente de esta nación, que demanda re-evoluciones sociales, políticas, educativas, económicas y ambientales.
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