miércoles, 14 de marzo de 2012

Los árboles y el cambio climático

Los árboles juegan un papel fundamental cuando hablamos del cambio climático, no sólo porque absorben bióxido de carbono, sino porque nos ayudan a proveer diversos servicios ambientales.


En su crecimiento, los árboles absorben el bióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y lo convierten, a través de la fotosíntesis, en carbono que "almacenan" en su tronco, raíces, hojas y otros tejidos vegetales, además, también queda carbono almacenado en el suelo y en la materia orgánica al ras del suelo. 


Sin embargo, cuando los árboles son destruidos por el cambio de uso de suelo, por la explotación excesiva o por el incremento en la frecuencia y severidad de los incendios, el carbono almacenado es liberado nuevamente hacia la atmósfera contribuyendo a agravar el problema del cambio climático.

En los árboles el carbono supone en general alrededor del 20% de su peso, es decir que los árboles y en general los bosques funcionan como un sumidero de carbono, es así que las extensiones de masa forestal nos ayuda a disminuir la cantidad de CO2 que existe en la atmósfera.

 

El CO2 es un gas efecto invernadero, de hecho podríamos decir que es el gas que se produce en mayor cantidad, el incremento de este tipo de gases ha provocado un fenómeno que conocemos con cambio climático, las consecuencias de este se presentan de diferentes formas a lo largo y ancho de nuestro planeta, una de ellas son los cambio de temperatura que pueden poner en riesgo grandes extensiones de cubierta forestal.

Deforestación, los árboles el pulmón del mundo 

Ante la pérdida de cubierta forestal debemos comenzar a realizar acciones que nos permitan recuperar aquellas superficies de bosques, selvas, manglares, matorrales y otros ecosistemas, con el objetivo principal de mitigar los efectos del cambio climático, por toro lado de hacerlo así podremos recuperar otros servicios ambientales y procesos ecológicos que nos dan los árboles como hábitat para especies animales y vegetales, la recarga de mantos acuíferos, la regulación del microclima, la producción de alimentos y hasta la el aprovechamiento sustentable de los recursos maderables y no maderables.


¡Todos podemos ayudar, recuerda que la reforestación no termina cuando plantas el árbol, sino cuando garantizas que éste se desarrollará!


Fuente: Conafor

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